Mi favorito es aquel que baña de transparencia el granulado y brillante paisaje. Mi favorito se viste en alto desde muy temprano del día.
Es el que emana reflexión y serenidad. Aquel que ilumina todo a su paso. Es el que fabrica siestas bajo un sombrero de paja.
Mi color favorito es el más grande, no por ser el mejor, sino por ser el que más abarca. Y permanece sobre nuestras cabezas flotando en la inmensidad.
Mi color favorito es mi favorito porque soñé con él. Un sueño plácido, reconfortante; un sueño del que te despiertas y sigues pensando en él; días, meses, años.
Mi color favorito inunda el cielo como un mar superior, y pinta las pupilas de una persona agraciada. Viste paraísos impregnados en los carteles de agencias de viajes que prometen lo que no pueden cumplir.
Mi color favorito es mi favorito es mi favorito por muchas razones. Pero sobre todo, porque si pienso en él, fotografía en mi mente cielos despejados. Cielos que te ciegan al verlos. Cielos que te envuelven con su enormidad. Cielos con una belleza sencilla e inigualable.