Para empezar, es indiferente si es niño o niña, dado que el objetivo es dirigirse de manera adecuada a una persona de esa edad.
Aunque tengamos que hablarle con un vocabulario adecuado, debemos abstenernos de vocalizar en exceso y de repetir lo ya dicho en demasía. Un niño de 3 años no es necesariamente idiota, solo está aprendiendo a utilizar el lenguaje. Mas esto será imposible si ven como las personas mayores, que supuestamente dominan el idioma, hablan como si también tuvieran 3 años.
Una vez el niño tenga un vocabulario más que aceptable para su edad, debemos introducir nuevas palabras para extenderlo y acostumbrarlo a oír palabras nuevas y a preguntar el significado de las susodichas.
Recuerden que lo que interesa es que el niño aprenda a hablar correctamente para cuando sea adulto. Pero si le acostumbramos a hablar como un niño de tres se estancará más en esa edad.
Nota del autor: Esta técnica es aplicable a cualquier persona de cualquier edad.
Pues nada, le hablaremos al niño sobre la sequía del crédito en el Banco de España y la prolongación del impacto en el déficit público.
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