El mejor sentido de todos es aquel que te alegra el día. El que te saca una sonrisa aunque tu no quieras. Aquel que te hace ver los mofletes hinchados de los demás y oír sus carcajadas.
El mejor sentido de todos es el menos necesario. Aquel que no tiene todo el mundo. Ese sentido que no tiene límite, y del cual no todo el mundo está de acuerdo.
El mejor sentido de todos disfraza la tristeza para soportar la angustia. Es un espacio entre lo prudente y lo alocado. Es tan volátil como el aire, y tan real como el pasar de los años.
El mejor de los sentidos se queda obsoleto. Se renueva y regresa a lo antiguo constantemente. No entiende de leyes físicas, ni condiciona al ser humano a umbrales infranqueables.
Solicita el amparo de jóvenes y viejos, hombres y mujeres, distraídos y despiertos, tímidos y desvergonzados. El fruto de su aplicación es un gesto universal humano.
No hay palabras, ni siquiera interpretaciones, solo ese gesto. Un gesto que llena fotografías, que busca el rostro de un ser querido. Un gesto que lo dice todo sin decir nada, que enamora a jóvenes caprichosos. Un gesto que caracteriza al mejor sentido de todos.
martes, 29 de julio de 2014
Una pequeña parte de ella
Delante de ella,
un guiño, una sonrisa,
un beso, una mirada.
Su aroma envuelve
la habitación, la alegría
en su rostro queda plasmada.
Suavemente se acerca,
como la noche en el atardecer,
como las flores en la primavera.
La miro y la encuentro bella.
Una explosión de sensaciones
golpea mi entrepierna,
la cual es acariciada
por su mano firme y tierna.
Ya no importa esa
pequeña parte.
Para dar marcha
atrás es demasiado tarde.
Su hermosura supera
el obstáculo.
Su ternura vence
la contradicción.
Mi atracción distrae
los convensionalismos.
Ahora me toca a mí.
Empezaré mi monólogo.
Ella no tiene culpa
de que la naturaleza
errara con su última
pareja de cromosomas homólogos.
Donatella
Donatella es una niña de no más de cuatro años. Vive en su mundo, y disfruta jugando con él. Su correteo constante invita a seguirla con la mirada, como si se fuera a ir lejos, donde su energía infantil la lleve.
Donatella es menuda, de esas niñas que parece que nunca van a crecer. Los saltitos de su caminar es casi como el movimiento de un dibujo animado antiguo, burlón, y al mismo tiempo, simpático y tierno.
Donatella con prisa constante, y no deja una cosa para ya empezar con la otra, dejando su habitación hecha un amasijo de juguetes. Crea montañas de juguetes y peluches en los que ella , posteriormente, se lanza para caer sobre ellos.
Ella puede jugar con cualquier cosa. Le basta con correr de un lado para el otro como si persiguiera a alguien. Para ella el aburrimiento no existe.
Unos ojos abiertos con mirada intensa que se clavan en los demás. Ella disfruta atendiendo a lo que ocurre a su alrededor. Le gusta responder a preguntas cortas con una larga respuesta. Y mientras escuchas esa voz de pito, te preguntas como puede hablar tanto una niña de no más de cuatro años.
Donatella juega y juega si parar. Corre mientras cae la noche. Y solo entonces, deja de jugar. Un buen baño relaja y adormece todo un día de carreras, juguetes amontonados y charlas con voz agudas.
Donatella se toma un vaso de leche caliente, se pone el pijama, se acuesta en su cama y duerme plácidamente. Ahora descansa pequeña, te lo mereces.
Donatella es menuda, de esas niñas que parece que nunca van a crecer. Los saltitos de su caminar es casi como el movimiento de un dibujo animado antiguo, burlón, y al mismo tiempo, simpático y tierno.
Donatella con prisa constante, y no deja una cosa para ya empezar con la otra, dejando su habitación hecha un amasijo de juguetes. Crea montañas de juguetes y peluches en los que ella , posteriormente, se lanza para caer sobre ellos.
Ella puede jugar con cualquier cosa. Le basta con correr de un lado para el otro como si persiguiera a alguien. Para ella el aburrimiento no existe.
Unos ojos abiertos con mirada intensa que se clavan en los demás. Ella disfruta atendiendo a lo que ocurre a su alrededor. Le gusta responder a preguntas cortas con una larga respuesta. Y mientras escuchas esa voz de pito, te preguntas como puede hablar tanto una niña de no más de cuatro años.
Donatella juega y juega si parar. Corre mientras cae la noche. Y solo entonces, deja de jugar. Un buen baño relaja y adormece todo un día de carreras, juguetes amontonados y charlas con voz agudas.
Donatella se toma un vaso de leche caliente, se pone el pijama, se acuesta en su cama y duerme plácidamente. Ahora descansa pequeña, te lo mereces.
domingo, 6 de julio de 2014
Benévolo castigo
Benévolo castigo el ser bendecido con un lastre viviente. Irracionalidad e impetuosidad hecha carne que deambulan en busca de una buena disputa que le sacuda el corazón.
Desprovisto de sentido común, lanza falacias y medias verdades a la cara de sus adversarios. Furia desmedida envuelta en un reproche infantil, característico en seres rectos y perniciosos.
Memoria volátil y pasajera en sus errores, y fotográfica en los ajenos. Prisionero de las opiniones públicas, y falto de empatía con sus más allegados.
Lleno de inseguridades e infelicidad, fabrica murallas infranqueables que le aislan más aún del prójimo. Un ser incapaz de verbalizar el contenido de su corazón y enemigo primero del diálogo.
Vergüenza y soledad. Tristeza disimulada. Mediocridad mal escondida. Desgracia superlativa. Un ser maquillado para el populacho, cuya máscara no dura más de dos meses de convivencia.
Desprovisto de sentido común, lanza falacias y medias verdades a la cara de sus adversarios. Furia desmedida envuelta en un reproche infantil, característico en seres rectos y perniciosos.
Memoria volátil y pasajera en sus errores, y fotográfica en los ajenos. Prisionero de las opiniones públicas, y falto de empatía con sus más allegados.
Lleno de inseguridades e infelicidad, fabrica murallas infranqueables que le aislan más aún del prójimo. Un ser incapaz de verbalizar el contenido de su corazón y enemigo primero del diálogo.
Vergüenza y soledad. Tristeza disimulada. Mediocridad mal escondida. Desgracia superlativa. Un ser maquillado para el populacho, cuya máscara no dura más de dos meses de convivencia.
El escritor desnudo
Sentado en su cama, tiene las piernas cruzadas y un cojín en su regazo para apoyar la libreta en la que escribe. Aprovechando la tranquilidad que le brinda la noche de verano, y atendiendo a un fuerte impulso de escribir, el escritor empieza.
Quiere plasmar sus pensamientos sobre el papel. Desea ser sincero y franco, sin ocultar nada. Desea que sus palabras sean transparentes, desnudas, como su cuerpo mientras escribe esas líneas. Quiere mostrarse tal y como es.
Su manuscrito no se libra de dos o tres tachones, fruto de la imprecisión de sus palabras y el mal pulso de su mano. Alza la vista mirando al techo de la habitación mientras se muerde el labio inferior. Busca la frase correcta, la palabra justa, el pensamiento adecuado. Y cuando lo halla vuelve la vista al papel para continuar escribiendo en él con esa letra temblorosa e irregular que le caracteriza.
Al término de su escrito, estira la espalda que previamente arqueaba para escribir. Coge aire y lo suelta de una bocanada. Repasa lo escrito mientras se atusa la barba. Y cuando termina, cierra el cuaderno, lo coloca en la mesa que tiene a su derecha, y se acuesta a dormir.
Quiere plasmar sus pensamientos sobre el papel. Desea ser sincero y franco, sin ocultar nada. Desea que sus palabras sean transparentes, desnudas, como su cuerpo mientras escribe esas líneas. Quiere mostrarse tal y como es.
Su manuscrito no se libra de dos o tres tachones, fruto de la imprecisión de sus palabras y el mal pulso de su mano. Alza la vista mirando al techo de la habitación mientras se muerde el labio inferior. Busca la frase correcta, la palabra justa, el pensamiento adecuado. Y cuando lo halla vuelve la vista al papel para continuar escribiendo en él con esa letra temblorosa e irregular que le caracteriza.
Al término de su escrito, estira la espalda que previamente arqueaba para escribir. Coge aire y lo suelta de una bocanada. Repasa lo escrito mientras se atusa la barba. Y cuando termina, cierra el cuaderno, lo coloca en la mesa que tiene a su derecha, y se acuesta a dormir.
martes, 1 de julio de 2014
Tú
Tú, sueño de conciencias.
Creas y destruyes ilusiones
sin apenas pestañear.
Guardas asiento a
tu libertad, mientras
te alejasde la compañía.
Tu atención precisa paciencia.
Tu calma conlleva tempestad.
La tristeza de tus ojos
esconden una insana alegría.
Tú, desconcierto de brújulas.
Dibujas el caos con un lápiz roto.
Eres la tilde inmutable
de toda esdrújula.
El ridículo dentro de los
acontecimientos penosos.
Vives el presente olvidando
el pasado y desatendiendo el futuro.
El silencio, desconocimiento y miedo
de aquello que se halla en lo oscuro.
Fantaseando
Recorro mi cerebro buscando una fantasía. Una fantasía completa y verosímil. No es necesario que sea perfecta, no prentendo eso. Lo único que deseo es satisfacer las carencias que no puede cubrir mi realidad.
Esa fantasía me lleva a todos los lugares imaginables e inimaginables. Cumple deseos, mitiga complejos, tolera perversiones, aplaca frustaciones. Esa fantasía se vuelve realidad por un segundo, y su eco retumba en las paredes de mi mente.
Esa fantasía es poderosa. Es capaz de hacerme empatizar con ella, alegrándome o entristeciéndome, mientras aún vivan los detalles. Extiende mi horizonte de muy lejos a inalcanzable, y me hace ser consciente de lo pequeño que soy.
Más tarde o temprano, la realidad reclama mi atención; la fantasía se disipa como la oscuridad en el amanecer. Y la cosecha de mi imaginación pasa a ser fruto del olvido.
Esa fantasía me lleva a todos los lugares imaginables e inimaginables. Cumple deseos, mitiga complejos, tolera perversiones, aplaca frustaciones. Esa fantasía se vuelve realidad por un segundo, y su eco retumba en las paredes de mi mente.
Esa fantasía es poderosa. Es capaz de hacerme empatizar con ella, alegrándome o entristeciéndome, mientras aún vivan los detalles. Extiende mi horizonte de muy lejos a inalcanzable, y me hace ser consciente de lo pequeño que soy.
Más tarde o temprano, la realidad reclama mi atención; la fantasía se disipa como la oscuridad en el amanecer. Y la cosecha de mi imaginación pasa a ser fruto del olvido.
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