Delante de ella,
un guiño, una sonrisa,
un beso, una mirada.
Su aroma envuelve
la habitación, la alegría
en su rostro queda plasmada.
Suavemente se acerca,
como la noche en el atardecer,
como las flores en la primavera.
La miro y la encuentro bella.
Una explosión de sensaciones
golpea mi entrepierna,
la cual es acariciada
por su mano firme y tierna.
Ya no importa esa
pequeña parte.
Para dar marcha
atrás es demasiado tarde.
Su hermosura supera
el obstáculo.
Su ternura vence
la contradicción.
Mi atracción distrae
los convensionalismos.
Ahora me toca a mí.
Empezaré mi monólogo.
Ella no tiene culpa
de que la naturaleza
errara con su última
pareja de cromosomas homólogos.
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