Paciente 1: ¿Te gustaría formar una familia algún día?
Paciente 2: No
Paciente 1: ¿Por qué? No quieres casarte y tener hijos.
Paciente 2: No
Paciente 1: ¿No quieres estar acompañada por gente que te quiere y te cuida?
Paciente 2: La gente solo te quiere si les tratas bien. Da igual que sea tu familiar o no.
Paciente 1: Pero la familia te apoya en los momentos malos.
Paciente 2: Solo te apoyan si les demuestras que serán correspondidos y premiados por ello. La familia solo son ajenos que comparten material genético contigo.
Paciente 1: Pero, ¿tus padres son ajenos a ti?
Paciente 2: Yo no hablo de familiares que conviven durante años contigo. Esos si se pueden considerar familia. Los ves todos los días y los conoces medianamente bien.
Paciente 1: ¿Medianamente bien? Es que ni siquiera no puedes conocer totalmente a tus padres.
Paciente 2: Dudo mucho que podamos conocernos a nosotros mismos, imagínate a otras personas.
Paciente 1: Entonces... si no nos conocemos a nosotros mismos del todo, ¿cómo puedes decir que no vas a tener hijos? A lo mejor si los quieres tener pero no conoces esa faceta de tí.
Paciente 2: Pues creo que tienes razón.
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