Nuestro vagabundo recorre los parques y fuentes donde se acumula la muchedumbre. El verano, pese a no ser tan caluroso, provoca a la gente el deseo de refrescarse.
A nuestro trotamundos favorito le mojan de forma fortuita. Y aun agradeciendo el chaparrón, se aleja de la agobiante cantidad de personas que se amontonan alrededor de la fuente.
Parece que a nuestro vagabundo le gusta la gente, pero no en grandes cantidades.
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